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Carros oxidados: Los factores que afectan un auto

Tu carro podría morir por el óxido. Podría quedar inservible o ser declarado chatarra. ¿Cómo y por qué se oxidan los carros y cómo evitarlos? Aquí te lo contamos.

Óxido en el auto: mi carro tiene cáncer 

Al igual que la metástasis en el cáncer, el óxido, cuando llega al carro, si no es atacado a tiempo, puede expandirse hasta ocupar una buena parte de nuestro vehículo. Por tal razón, es fundamental tener ciertos cuidados que ayuden a evitar el óxido en el coche.  

El óxido en los metales se produce por la presencia de humedad y oxígeno, y lo puedes detectar cuando aparecen burbujas en la pintura, las cuales son ocasionadas por el agua y aire a su alrededor. Otro indicio de presencia de óxido en tu auto es la existencia de charcos abajo del tapiz, en el piso del carro. 

Existen tres tipos de óxido.

  • El óxido superficial: Cuando aparecen los primeros rasguños de ese clásico color marrón, que puede verse en diferentes partes del coche.  
  • Óxido con escamas: Es una suerte de avance o segunda etapa de las burbujas en la pintura; este tipo de óxido se da mucho en las llantas de fierro.
  • Óxido penetrante: El más grave de todos es el penetrante, que en realidad es a la inversa, es decir, el óxido se genera al interior de la estructura hasta que sale a la superficie.

¿Cuáles son las piezas de un carro más susceptibles a oxidarse?  

Como sospecharás, el óxido puede aparecer en cualquier parte del carro donde se junte algún metal con otro, sumado a la exposición al clima y humedad. Podrías encontrar óxido en llantas, suspensión, escape y hasta en el parabrisas, por nombrar algunos lugares del carro.  

Aquí te detallamos todas las partes de un vehículo que pueden oxidarse:

Chasis oxidado

Un óxido en el chasis es más complicado por varias razones. Primero, porque es menos visible y hay que necesariamente mirar por debajo del carro para ver si se encuentra óxido.

A su vez, hay partes del chasis que no son visibles y no tienes cómo saber si hay óxido o no en esos lugares; claro, a no ser que desarmes bastante. 

Si el óxido penetra en el chasis, podría avanzar hasta podrir alguna sección del mismo, haciendo que eventualmente se quiebre, resintiendo fuertemente la estructura de tu carro.  

Carrocería

Cuando el óxido es en la carrocería, es fácil de detectar, puesto que toda la carrocería está expuesta para que la veamos completa. Como te dijimos al principio, aquí podría aparecer óxido superficial, o aquel por escamas que se expresa en burbujas en la misma pintura del carro.  

Al primer indicio de cualquier tipo de óxido, es importantísimo atacarlo inmediatamente y solucionar el problema. Ahí, lo que hay que hacer es lijar la superficie, eliminar las partes oxidadas y reparar la parte oxidada del carro.

Es importante que, en estos casos, se evite usar masilla sobre la zona dañada y mejor se busque la opción de reemplazar la parte oxidada con una placa del mismo material de la carrocería para luego repintar.  

Ten mucho ojo con los puntos en donde se unen secciones de la carrocería, como la junta entre guardabarros y las puertas o el capó. En esos canales podría acumularse más humedad de la cuenta.  

Carrocería oxidada: Óxido con escamas

Óxido en interior sistema refrigeración 

Nunca uses agua de la llave en tu sistema de refrigeración. Si lo haces, podría corroer las paredes internas del radiador y de los circuitos por donde se transporta el refrigerante.  

La corrosión del sistema interno podría perforar el radiador, provocando la fuga del líquido; o bien podría liberar sedimentos que obstruyan los canales de refrigeración.  

En cualquiera de los dos casos, el destino es más o menos el mismo: sobrecalentar tu motor hasta fundirlo. Utiliza siempre líquido refrigerante o en caso de emergencias, a lo menos agua destilada.  

Discos de freno oxidados

El fenómeno de cristalización es un óxido superficial que aparece en el disco de freno. Dicho óxido produce ineficiencia en la frenada, puesto que el roce con las pastillas termina rayando la superficie del disco, haciendo poco efectiva la presión sobre él para frenar.  

Lo mejor en estos casos, es estar observando los discos de freno periódicamente. Si es que aparece este tipo de óxido, al ser superficial, podría tener reparación. Eso sí, es reparable, si el disco no alcanzó a rayarse. Si se rayó, mejor reemplazarlo.  

Motor y transmisión con óxido

El óxido en el motor aparece necesariamente en aquellos carros que han pasado mucho tiempo detenidos, puesto que ahí sí puede penetrar la humedad y aire con facilidad. 

Si un carro es de uso diario, el propio calor del motor va a alejar cualquier rastro de humedad que haya en este, impidiendo que algo se oxide. 

Lo mismo ocurre con la caja de transmisión. Si el carro se usa a diario, la propia acumulación de temperatura ayudará a evitar cualquier indicio de óxido.  

Esto incluye a su vez al tubo de escape, el cual se calentaría al utilizar el coche, evitando cualquier señal de óxido en este o en el silenciador. 

Ojo. Si te gusta el 4x4 en el barro, procura lavar tu carro después; así vas a quitar ese barro que no será nada más que humedad adherida al coche.  

Óxido en el suelo del carro 

Si transportaste líquidos que se derramaron o has andado por charcos, podrías sufrir el óxido en el piso del carro, el cual podría acabar por perforar el suelo, haciendo de tu coche un verdadero "troncomóvil".  

Parabrisas oxidado

Así es, en el parabrisas tiende a acumularse humedad en todo el contorno del vidrio. En carros antiguos es más frecuente este tipo de óxido, el cual termina perforando la carrocería rápidamente.  

Oxidación del carro: ¿Cómo afecta el clima? 

La exposición reiterada a la nieve o lluvia, va a aumentar la probabilidad de que se oxide el carro. A la vez, los lugares húmedos, con días muy calurosos, también podrían provocar óxido en el coche. 

Hablando de calor, el exceso de sol podría quemar la pintura con una exposición muy prolongada. Eso, sumado a lluvias o mucha humedad, tarde o temprano, va a llevar al menos a oxidación superficial.  

Una aclaración. Entre los años 90 y los 2000, en la industria automotriz comenzaron a usarse revestimientos no metálicos de zinc o aluminio en una buena parte de la estructura de los carros, lo que explica por qué suelen oxidarse más fácil los carros más antiguos.  

¿Cómo evitar el óxido en mi carro? 

Hay algunas cosas que se hace desde la industria, como el recubrimiento que te acabamos de contar. A la vez, hay otras que las puedes hacer tú mismo, como las que te enumeraremos: 

  1. Cuidado donde aparcas. Si estacionas por donde podría acumularse agua, como césped o tierra, ojo; porque podrías generar condiciones pro-oxidación. Si es cemento agrietado, podría acumular humedad también.   
  2. Sobre todo si vives en lugares costeros, o muy húmedos, o calurosos, o todos juntos. Mantén el carro limpio y seco. Si lo puedes guardar bajo techo mejor. En esos contextos la suciedad vendrá con humedad; así que trata de lavarlo y mantenerlo seco. 
  3. Ten cuidado con la sal, porque es como un catalizador de óxido. El agua de mar y también la arena, son como la criptonita del carro. También, en invierno, donde cae nieve, la sal de los caminos es factor de óxido. 
  4. Si vives en lugares donde el óxido está presente, añade bicarbonato de sodio al agua que usas para lavar y enjuagar el vehículo. Una cucharadita de bicarbonato por litro de agua es una buena medida. 
  5. Revestimiento cerámico. Es como el equivalente moderno a encerar el coche. El revestimiento cerámico, además de ser más duradero y conveniente, es una alternativa que soporta bastante bien las condiciones adversas del clima. A diferencia del encerado, el revestimiento aguanta un par de años.  

Carros en chatarrización 

Según la Secretaría de Movilidad del Gobierno del Estado de México, la idea de ejecutar sus medidas de chatarrización se hizo para renovar el parque automotor, respecto de carros en mal estado que circulan o están abandonados en calles y corralones.  

Multa por dejar carros abandonados en la vía pública 

Si dejas tu carro abandonado en la vía pública por más de 15 días en el Estado de México, te expones a una multa de entre 10 a 20 UMA, es decir, entre $1,085.7 y $2,171.4 en 2024, cuando la UMA tiene un valor de $108.57.

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